Nuestra Señora de la Montaña ya ha bajado a ver a sus hijos. Entre música, oración, lágrimas y vivas la Virgen llegó al municipio. Este año el presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara ha cogido a la Patona. El cortejo llegó a la Plaza Mayor después de ceremonias, cantos, recibimientos y ofrendas florales. La reina cacereña entró entre vítores, vivas y un olor aromático de tomillo y romero por los suelos extendido. La tarde se convirtió en noche y la Reina se iluminó entre las flores haciendo resaltar el manto de tisú de plata que el pueblo cacereño le regaló por ser su patrona hace ya algo de tiempo. La Virgen fue colocada en el atrio del ayuntamiento como si una alcaldes fuese, que en verdad lo es durante este tiempo. Allí los folclóricos bailaron delante de Ella, le cantaron y la cubrieron de flores. La alcaldes pronunció su discurso al igual que el obispo de esta Diócesis. Y al unísono con los ángeles celestiales del Reino del Señor todos los cacereños reunidos allí gritamos: ¡VIVA LA VIRGEN DE LA MONTAÑA! ¡VIVA!
No hay comentarios:
Publicar un comentario