10 de noviembre de 2010
Libre...
El otro día estuve en el campo y vi a los animales que corrían de un lado a otro del cercado. Los potrillos se paraban en seco cuando se acercaban al muro de piedra y se daban la vuelta para correr hacia el otro lado y así hasta el otro muro.
Al darme cuenta de esto me entró pena porque no eran libres.
Luego vi una mariposa blanca que sobrepasaba los muros y se metía entre las zarzas y las ramas de las encinas. De repente, se paró en seco y una araña la envolvió rápidamente en un saco de seda.
En ese momento, un caballo corría por todas partes con sus crines al aire y totalmente libre sin barreras sólo la del muro del amplio latifundio.
Esta historia nos lleva a una enseñanza que es, la verdadera libertad está delimitada por la libertad de otro. Si no, podemos caer en telarañas que nos lleven al mal.
Anónimo.
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