Las campanas empiezan a tocar,
las horquillas golpean el suelo,
las mantillas empiezan a desfilar.
Se vislumbran luceros,
las cornetas comienzan a sonar,
prenden y bailan los flecos,
y de repente
la Esperanza aparece
como una reina,
como una madre.
Los claveles aromatizan
el incienso se eleva
y la Madre Santa
llora con triste pena
la triste marcha
del varón de Dolores.
Se balancean los varales
al son de los tambores.
las velas se consumen
como la vida,
el movimiento del palio
el reloj del pasado,
y una lágrima
cae de la mejilla
de alguna madre
vestida de mantilla.
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