HISTORIA DE LOS PASOS DE SEMANA SANTA

Los pasos, como hoy los conocemos, son el resultado de una evolución iniciada por la Edad Media con las celebraciones penitenciales para conseguir el perdón de Dios.

Sin embargo, las primeras andas no se realizaron hasta el siglo XV con el fin de transportar las imágenes devocionales en las celebraciones del Via-Crucis. Estas andas eran como mesas con unas prolongaciones para que ser llevadas (normalmente por nobles y burgueses) y para que los clérigos pudieran tranportar a la imagen (generalmente dolorosas, crucificados y nazarenos).

Los primeros pasos que se parecían a los de hoy en día eran artefactos en los que se representaban escenas de la Pasión de Cristo pero estaban muy lejos de ser los altares portátiles de hoy.

A finales del siglo XVI empezaron a aparecer escenas escultóricas que representaban la Pasión, lo que hoy llamamos misterios. Éstos eran transportados por unos canastos con decoración sencilla pero que con el paso del tiempo se enriquecieron con adornos y la iluminación fue ampliada como se puede ver en el paso de Jesús del Gran Poder (1688). La gran riqueza de la ornamentación también se debe a que la Contrareforma decía que: el lujo hacia Dios era un homenaje, además de ser un claro ejemplo de separación con los protestantes que pregonaban la austeridad.

Las andas de la virgen sufrieron el mismo proceso, pero el palio fue un punto polémico sobre todo en el siglo XVII, pues muchos teólogos opinaban que el palio sólo lo podía llevar el Santo Sacramento y no los motivos dolorosos. No obstante su uso fue aprobado por la Iglesia y se realizaron los primeros palios; generalmente sencillos, con doce varales simbolizando a los apóstoles en madera, con poca decoración y el gloria se llevaba toda la atención.

Curiosamente no fue hasta el siglo XIX cuando se incorporan las flores y la iluminacíon por candelabro o faroles. Pasando de ser un signo teológico a ser un marco de primavera y esplendor religioso.